En un estudio que podría arrojar luz sobre las causas del síndrome de fatiga crónica, dicen los investigadores que el disparador de la fatiga persistente parece ser una respuesta immunologica hiperactiva.
El síndrome de fatiga crónica (SFC) es una enfermedad debilitante de largo plazo por la cual los individuos padecen un agotamiento que no se resuelve mediante el descanso, como así dolor, confusión mental y problemas de memoria y de sueño. Se lo conoce también como encefalomielitis miálgica (EM).
Algunos estudios sobre este padecimiento han indicado que puede estar involucrado en él el sistema inmunológico, con las infecciones virales como potencial disparador.“En gran medida la evidencia es poco concluyente: hay estudios que han mostrado niveles elevados de los marcadores inflamatorios, pero tales anomalías son muy contradictorias en el conjunto de los demás estudios”, dijo Alice Russell, autora principal de la investigación del King’s College de Londres.
El cansancio y la fatiga pueden estar vinculados a una alimentación e hidratación insuficientes.
Dado que no es posible predecir quién se va a infectar con un virus, es imposible verificar los niveles de las moléculas biológicas antes, durante y después del desencadenamiento potencial de una infección de SFC.Los expertos dicen que para el estudio reunieron un grupo de pacientes con un tipo diferente de enfermedad como modelo para explorar cómo puede vincularse la respuesta inmunológica a la fatiga persistente.Alice Russell y sus colegas describen en la publicación especializada Psychoneuroendocrinology que reclutaron a 55 pacientes con infección de hepatitis C crónica. Para tratar la enfermedad a todos se les administró mediante inyecciones, durante 6 a 12 meses, interferón alfa, una proteína que el cuerpo produce naturalmente y que estimula que los glóbulos blancos provoquen una reacción inmunológica. Este tratamiento medicación había sido relacionado anteriormente con un efecto lateral de fatiga continua en algunos pacientes.
Si bien la mayoría de los pacientes se recuperó de la hepatitis C, también hubo un incremento de la fatiga durante la medicación, que se redujo cuando terminaron las inyecciones.No obstante, seis meses después de finalizado el tratamiento, 18 pacientes estaban más fatigados que antes de empezar. Antes de empezar la medicación tenían en la sangre niveles ligeramente superiores de una proteína vinculada con inflamaciones, llamada IL10, pero al cabo de cuatro semanas de tratamiento sus niveles de IL10 y de otra proteína inflamatoria llamada IL6 eran dos veces más altos que en quienes se habían recuperado sin fatiga persistente.
Sin embargo, seis meses después de terminar con las inyecciones de interferón alfa, no había diferencias en los niveles de las proteínas inflamatorias entre quienes tenían y quienes no tenían fatiga persistente. Tampoco había diferencia en sus historiales de depresión, experimentación reciente de un evento estresante ni trauma infantil temprano.A fin de efectuar comparaciones, el equipo hizo una única medición de los mismos marcadores de inflamación entre 54 individuos que habían padecido SFC durante años y 57 participantes sanos, pero no encontraron diferencia en los niveles.
El disparador de la fatiga persistente parece ser una respuesta inmunológica hiperactiva.
El profesor Carmine Pariante, uno de los coautores del estudio del King’s College de Londres, dijo que esto demostraba que para el momento en que la fatiga continua se establecía, la activación inmunológica ya no estaba presente.“Eso ayuda a explicar por qué no podemos encontrar clara evidencia de activación inmunitaria en pacientes con síndrome de fatiga crónica”, informó Pariante. Agregó que la respuesta inmunitaria elevada puede desencadenar cambios en el cerebro, los músculos y el metabolismo, que den como resultado fatiga continua —si bien es algo que no está claro aún— a la vez que ciertas cuestiones genéticas o infecciones infantiles reiteradas podrían explicar por qué algunas personas tienen una respuesta inmunológica acrecentada.
En cualquier caso, el estudio tiene una cantidad de limitaciones: es reducido, los pacientes con hepatitis C fueron principalmente hombres y todos tenían una enfermedad seria que es en sí más común en individuos con factores de riesgo particulares. Además, los niveles de interferón alfa suministrados a los participantes fueron mucho más altos que los que naturalmente hubieran producido los organismos, y a quienes tenían fatiga persistente no se les diagnosticó SFC.Michael Sharpe, profesor de medicina psicológica de la Universidad de Oxford, dijo que el estudio añadía otra pieza al rompecabezas sobre qué podía gatillar el SFC. “Parece que un evento disparador puede ser algo relacionado con el sistema inmunitario, [pero] eso no nos dice realmente por qué, cuando el disparador parece haber desaparecido, la persona sigue fatigada”, dijo.
el disparador de la fatiga persistente parece ser una respuesta inmunológica hiperactiva.
Sharpe admitió que el estudio no echó luz sobre cómo tratar casos establecidos de SFC. “Puede darnos alguna pista más adelante”, comentó. “Si a la cuestión la desencadena una respuesta inmunitaria anormal o excesiva y podemos encontrar un modo de reducir esa respuesta inmunitaria, podríamos parar los casos relacionados.” El doctor Charles Shepherd, asesor médico de la organización benéfica ME Association, celebró la aparición del estudio. “Se suma a la gravitación creciente de la evidencia científica que indica que el sistema inmunológico del organismo juega un rol importante en el origen del SFC.”